«El buen juez no ha de torcer las leyes a su condición, sino torcer su condición conforme a las leyes.» (Fray Antonio de Guevara)
Desde la decepción, no exenta de cierta vergüenza ajena, escucho los comentarios realizados por la portavoz de Vox en relación al acto de firma de S.M. El Rey sobre la Ley de Amnistía: «El Rey ha sido obligado por este gobierno a firmar una ley que deslegitima su discurso del año 17», «… los españoles nos sentimos abandonados por las instituciones…», «Vox pide al Rey Felipe VI una «respuesta» frente a la Ley de Amnistía».
Siento una profunda decepción al escuchar estas declaraciones, viniendo de una formación política que, desde sus inicios, según su manifiesto fundacional, tiene entre sus objetivos los de “mejorar la calidad de las instituciones”, “garantizar la honradez de los responsables públicos” y “la firmeza de las convicciones democráticas”. También defiende principios como “la libertad individual”, “el Estado de Derecho” y “el imperio de la ley” como elementos indispensables de la democracia.
Estos irresponsables y, desde mi punto de vista, absolutamente equivocados comentarios sobre la figura del Jefe del Estado, ponen de manifiesto la sinrazón, cuando no la desvergüenza, de la oportunista y mediocre clase política de la que, nosotros sí, estamos siendo víctimas. Decir que «El Rey ha sido obligado por el gobierno…» (por cierto, portavoz, es más adecuado referirse al Jefe de Estado como Majestad) es reconocer que no se tiene claro, o peor aún, se intenta confundir o manipular, ante quién está sometido S.M., que no es otro poder que el de la propia Ley y la Constitución Española, ya que sólo a ella y al soberano pueblo español se debe.
Señora portavoz, afirmar que el gobierno puede someter a S.M. es, siendo ingenuo, una equivocación grave por su parte o por el partido al que representa. Hacer tal afirmación es asumir el marco político del partido de gobierno, y precisamente ustedes deberían estar muy por encima de esta voluntaria sumisión.
Decir «…los españoles nos sentimos abandonados por las instituciones…» es demasiado. En primer lugar, porque no creo que ni usted, ni su partido, ni nadie pueda arrogarse el poder de hablar en nombre de todos los españoles. Al menos, yo no se lo reconozco. En segundo lugar, porque no creo que este absurdo comentario sea cierto. Una gran mayoría de españoles, entre los que feliz y orgullosamente me encuentro, no solo nos sentimos protegidos por las instituciones, especialmente la Justicia y, por supuesto, la Corona, sino que además son ellas en las que precisamente están puestas muchas de nuestras esperanzas. Son ellas las que, con su profesionalidad, independencia y buen hacer, están sirviendo de contención ante las tropelías, negligencias y abusos que la clase política en general (de la que su partido forma parte) con su ineptitud y mediocridad han provocado. No pidamos ahora que otros arreglen lo que ustedes no son capaces, por acción u omisión, de solucionar o haber solucionado.
«Vox pide al Rey Felipe VI una «respuesta» frente a la Ley de Amnistía». Señora portavoz, la mejor y única respuesta en un estado democrático como el nuestro, cuyo sistema es una Monarquía Parlamentaria, no puede ser otra que la derivada del estricto cumplimiento de la Ley. El artículo 91 de nuestra Constitución establece: «El Rey sancionará en el plazo de quince días las leyes aprobadas por las Cortes Generales, y las promulgará y ordenará su inmediata publicación». Por lo tanto, señora portavoz, Felipe VI no puede negarse constitucionalmente a firmar una ley aprobada por el poder legislativo. Ni usted, ni la formación que representa, ni ningún otro colectivo puede insinuar o dudar del estricto cumplimiento de la legalidad vigente por parte de la institución monárquica, que goza felizmente del apoyo y reconocimiento mayoritario de la ciudadanía precisamente por su firme e incuestionable compromiso con España, sus ciudadanos, sus libertades y su democracia.
Finalmente, señora portavoz, es inmoral tratar de convencer al ciudadano de que, porque unos irresponsables gobernantes manipulen y retuerzan las leyes en su propio beneficio, otros poderes deben actuar de la misma manera. No señora, no. No todos somos iguales. Unos incumplen la ley; otros, debemos defenderla cumpliéndola y haciéndola cumplir. Usted y su partido son libres para decidir dónde estar.
Hoy, quizá con sobrados motivos y más que justificadas razones, me siento más orgulloso de poder decir más alto y más claro: ¡Viva El Rey!
Por último, informo a usted y a todos los que puedan leer estas letras, que siendo militante de su formación (con cuota en vigor), desde este momento, me impongo un periodo de reflexión para valorar si me merece la pena continuar compartiendo con ustedes el honor que significa para mí ser leal al Rey y la Corona.
Juan A. Pellicer. Sursum Corda (arriba los corazones)
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