La poesía es la ambición de discurrir, que aspira a verse cargada de más sentidos y ungida de más música, que el lenguaje ordinario.
(Paul Valéry)
Cuando uno se embarca en la travesía de la poesía, es necesario saber y asumir que cada paso puede ser un abismo, y cada palabra un eco de miedos ocultos. El compromiso del poeta no es con el aplauso ni con la aprobación de las masas, eso queda para los que se envuelven en su yo. Es con la verdad que brota de su interior, esa que no puede ser manipulada porque su esencia es la libertad misma. Enfrentar los propios temores, complejos y sombras es el primer paso de este viaje eterno, y lo que el poeta encuentra en ese abismo no es sino una mirada a su ser más profundo. No es un proceso cómodo ni inmediato, pero sí necesario para crear algo que trascienda, que sea digno de ser leído dos veces en el transcurso de veinte años.
La valentía del poeta reside en su capacidad para compartir lo más íntimo de su ser, desnudo ante un público que, en ocasiones, no está preparado para recibir esa verdad. Hay un coraje inmenso en dar luz a lo que otros prefieren mantener en la penumbra. El poeta, en su creatividad, expone su vulnerabilidad, no habiendo lugar para la intimidación, porque la poesía -y por tanto los poetas- no acepta las máscaras que, fuera de ella, usamos para protegernos del juicio. Aquí, el único juicio válido es el propio, y la mayor traición, por tanto, sería a uno mismo, a esa voz interna que clama ser escuchada al menos para no ser apagada.
La humildad es el segundo pilar del compromiso poético. El poeta sabe que su tarea no es otra que aprender constantemente porque en este viaje no hay llegadas, solo estaciones donde detenerse brevemente, observar y absorber lo que el mundo, ahí, nos ofrece. Cada amanecer es diferente, cada luz proyecta una sombra nueva, y es en esa dualidad donde el poeta encuentra su inspiración para seguir construyendo su obra que siempre será felizmente inacabada. No se trata de alcanzar una verdad universal, no es necesario, ni tan siquiera importante, sino de estar abierto a recibir las pequeñas revelaciones que la vida cotidiana le ofrece. «La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos.» que decía Tagore. El lenguaje universal de los días como lo suelo describir disfrutando de las maravillosas tertulias en mi porche junto al mar.
La lealtad a uno mismo es, quizá, el mayor desafío. En un mundo que constantemente nos empuja a encajar, a decir lo que otros quieren oír, el poeta debe ser el rebelde, ese incómodo personaje que sigue su propio camino. Esa soledad es un precio que debe estar dispuesto a pagar. No por arrogancia, sino por la profunda convicción que la poesía auténtica no puede nacer del conformismo, porque es una lucha constante por mantener la independencia del alma, por no sucumbir a las demandas de lo fácil y complaciente o no dejarse llevar por la absurda moda o los mantras bien vendidos.
Y sí, el poeta a menudo es despreciado, ninguneado, ignorado. Pero ese es un riesgo inherente al verdadero compromiso. No se escribe para ser aceptado, se escribe para ser honesto con uno mismo. Y esa honestidad, aunque a veces resulte incomprendida, es la única guía que el vate necesita para navegar en esta travesía infinita, donde cada verso es un reflejo de su propia libertad.
Es este compromiso lo que convierte a la poesía en algo eterno, en un proceso continuo de revelación y resistencia, en una apuesta por lo auténtico a pesar del ruido exterior.
¡Poeta!, sigue soñando, sigue escribiendo; sigue … yo quiero leerte, yo quiero vivirte.
Juan A. Pellicer
Sursum Corda (Arriba los corazones)
Vencer el ego es primordial para crecer. Gracias por las palabras bien puestas en su reflexión, poeta!
Yo también creo que es como dices, quizá seamos nosotros mismos los que creamos nuestras propias barreras.
Un abrazo desde el Mar Menor de España.
Totalmente de acuerdo. Este hecho se da en los auténticos creadores cualquiera sea la disciplina que aborden. Veleidades de la Creación. Sin embargo es un error creérselo! Somos el latido del eco de la tierra. Un abrazo estrecho amigos.
Así es como dices. Un abrazo fraterno desde el Mar Menor de España.