«Solo le canto mi copla a quien por mí camino va», esta frase del siempre presente A. Machado me lleva a reflexionar sobre la autenticidad en mis interacciones ora personales ora artísticas o creativas porque en ellas es esencial discernir dónde, con quién y de qué manera decido invertir mi energía, mi tiempo y mi atención.
Mi poesía me ayuda a cuestionar la sinceridad en mis relaciones, -públicas y privadas- invitándome a abrirme a una comunicación más auténtica desde donde poder compartir, si surge, experiencias, anhelos, ilusiones … en momentos inolvidables de manera más real y «segura». Me lleva a considerar la importancia, acaso por su necesidad, de dejar de lado las máscaras y las pretensiones, estableciendo entrañables vínculos de hermandad, no exentos de amor, desde otra de sus muchas vertientes, con los que compartir valores y camino.
Además, la frase me trae a la memoria que el verdadero eco y proyección del fruto de mis «musas» se encuentra en la comunión con aquellos que realmente las valoran, comprenden y respetan. Justifica los esfuerzos creativos y emocionales que siempre tiene la creación artística, «oficio» creativo, en cualesquiera de sus manifestaciones, en mi caso: poética, artística, fotográfica, narrativa … en aquellos que están en sintonía con mi trayectoria, encontrando en ellos otra enriquecedora dimensión artística y por ende, personal o al contrario que nunca se sabe.
Esta reflexión también y para finalizar me anima a huir de la superficialidad y mediocridad de las «espumas sociales» en las que nos quieren mantener con el único objeto de que no pensemos ni reparemos en nada más. Por el contrario, o por el propio espíritu de bendita rebeldía, la frase me lleva a cultivar y propiciar, siempre que sea posible y no muy alto «el precio a pagar por ello, -si acaso un buen asiático de mi tierra-, relaciones profundas y enriquecedoras, basadas en la autenticidad, la tolerancia y el respeto mutuo, donde mis versos y mis voces encuentren un gesto de honradez y fraternidad en aquellos que siento caminan a mi lado o yo al suyo, en esta vida que nos bendice con cada amanecer.
Juan A. Pellicer
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