Pintaron de negro el mar
robando la alegría a las olas,
la sonrisa de los reflejos,
el mimo añil que acunaba
las tardes de verano
despidiendo otro ocaso.

Pintaron de negro el mar
con la indignidad de su osadía,
con la afrenta de la traición,
confundidos en su maldita sonrisa
asomando su alma bastarda;
quisieron robar al mar su magia
y en la negrura de su obra
quedaron esparcidas sus cenizas
en cualquier desconocida eternidad.

Quiso el pintor
inventar otro color
para ese mar dolido;
el poeta,
escribir el verso más bello
para entregarlo en su orilla
como divina ofrenda;
y también el cantor
asido a su guitarra,
hizo de su nota
murmullo para otra sirena.

No puede el hombre
robar azules a ningún mar
dejando huérfano el horizonte;
puede en su locura y tiranía
construir un mundo para él
pero sólo para él…

No puede el hombre
sentirse perverso dios
condenando la ilusión
de cualquier alma.

©Jpellicer

Pintaron de negro el mar©
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