Nuestra Tierra, o Rapa Nui. (Año 2062)

por | Feb 19, 2024 | 0 Comentarios

Ha tiempo ya cuando la inocencia era absorbida por toda clase de maledicencias, cuando prometían el oro y el moro, y pensábamos entonces en Ali Baba y las cuevas repletas de tesoros, y los ejemplos en muchos de nuestros ejemplarizantes protos y próceres eran tan invisibles como los milagros de aprobar con un rezo a la Virgen, recordemos todos… Virgen santa ,Virgen pura haz que me aprueben en esta asignatura, y acabado el examen veíamos casi imposible unas vacaciones dignas al esfuerzo realizado con más o menos éxito, y en completa lucha con nuestros progenitores, perjurando que nos emplearíamos a fondo durante los meses estivales, para dar la gran alegría de un rasante aprobado, la negativa del jefe de la familia era tan rotunda que se nos clavaba en el alma como un estilete de amor negativo, y a regañadientes comprendíamos que era justo el castigo, justo pero fuera de lugar.

Aprendimos el valor del esfuerzo y del sacrificio, del olvido de amigos, de tener que cambiar las horas de playa o piscina, y la dulzura de un paseo por el parque de la mano de la belleza del cole, por unos codos clavados y un libro de texto frente a nosotros en horas interminables.
Hoy los valores han llegado a lo más bajo de lo aprendido, ¿de qué valdría tanto esfuerzo? si el indolente y gandul de mi clase pero dueño de esa falsa simpatía que le hacía ser engañoso, menos confuso, menos negligente tan solo con adquirir esa sonrisa enfermiza o tal vez y en otras ocasiones la aptitud del que “fue sin intención alguna” y se le abrían las puertas del cielo, playa, piscina, y como no la dulzura de la mano tan ansiada por todos de la belleza del cole.

Somos culpables de haber concedido a cambio de nada toda clase de plebiscitos y privilegios a aquellos que por simpaticotes, nublaron capacidades, de los menos agraciados pero quizá más responsables, y de aquellos lodos estos barros.

Hoy se permiten meter la mano en nuestros perfiles, decidir por todos nosotros, de pensar por nosotros, con esos derechos que se desean ser eternos, inconscientes confusos, ambiguos e indefinidos.

Alguien me ha dicho que ya lo fueron en otras civilizaciones de antaño y les fue mal, y lo peor nos fue mal a todos.

Ahora los hijos, de los hijos de los hijos de aquellos sonrientes, equivocados y simpáticos congéneres han llegado a la conclusión de empezar a cambiar aquel estilo de enseñanza relajada, mal entretenida y haragana que dejó el planeta sin mares, sin ríos, sin flora, sin fauna, temiendo aquellos tiempos antiguos, y no deseando caer en la devastación del ecosistema mundial como ya ocurriera en los siglos XVI al XVIII en ese pequeño mundo llamado Rapa Nui.


Chema Muñoz©

Cantautor, poeta. (Tenerife. España)

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