Asoma el diablo
guarnecido de mármol,
frío, intenso, rotundo…
sin voz,
solo una mirada en la largura
de lo inexplicable de su presencia.
De fingida quietud
se abre paso agitando
la brevedad de las almas
tranquilas;
haciendo de la noche
verdadera oscuridad
arrastrando
historias que nunca fueron;
haciendo del día
macabro proscenio
de ridículos manjares
alimento de voces miserables.
Queda mudo,
pétreo en el sentir
de quién lo mira;
poseído de la tristeza
que va dejando la duda
al fin de cada certeza.
Sin una palabra,
sin una voz para el consuelo,
vestido con lo injusto de la desesperanza,
asido, sin poder ni creer,
a lo ajeno de cualquier mentira.
Asoma el diablo
en este cenagal maldito
dando forma a la derrota;
queriendo,
para sí y para siempre,
poseer también …
la última esperanza.
©Jpellicer
La última esperanza©
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Pero la esperanza es lo último que perdemos.
Bonitos versos!.
Un saludo