«La nobleza de un gobierno se mide en su capacidad
de servir en los momentos más oscuros, no de aprovecharlos.»
Desgraciadamente, en estas horas, lo verdaderamente importante son las personas y las tragedias de todo tipo: personales, familiares, sociales, empresariales, que afectan a cientos de miles de ciudadanos víctimas de la vorágine de la gota fría (DANA) que ha arrasado todo a su paso en la zona de Valencia. Personas, viviendas, coches, puentes, carreteras… todo ha sido destruido, dejando tras de sí una estampa desoladora que nos recuerda la fragilidad de lo humano. La cifra de muertos y desaparecidos aumenta, y nuestras almas, sobrecogidas, no encuentran consuelo ante tanta pena y tanto dolor.
Sin embargo, ante esta desgarradora situación, mientras todos vivimos con angustia cada nueva noticia, resulta imposible, al menos para mí, no expresar mi repudio y vergüenza hacia esta banda de miserables y sinvergüenzas que dicen representarnos. No tengo duda alguna que ha de llegar el momento que tengan que rendir cuentas de tanta irresponsabilidad y por supuesto al más alto nivel. Aunque no se haya alcanzado aún esa etapa de justicia obligada donde los responsables respondan por lo que no hicieron —ni antes, ni durante, ni después (aún hay damnificados de otras tragedias esperando por ayudas prometidas)— siento necesario plantear algunas reflexiones sobre el tema.
¿Qué tipo de moralidad anida en las entrañas de esta miserable casta política, incapaz de respetar la memoria de quienes luchan por sus vidas o de aquellos que ya la han perdido? ¿Qué humanidad subyace en estos gobernantes perversos, más interesados en «salvar sus pellejos» bajo la sumisión ideológica, que en honrar la dignidad de cualquier víctima? ¿Quién querría ser gobernado por estos malnacidos «trozos de carne con ojos», inútiles hasta para ganarse el pan por sí mismos? ¿Quién podrá sentirse cómodo al lado de estos impresentables sin expresar una condena o repudio hacia sus acciones? ¿Quién puede sentirse representado por esta cuadrilla de indignos y corruptos?
El pasado miércoles, mientras a las 21:00 horas se registraban 95 fallecidos (cifra que pasadas 24 ya superaba los 200 y otros cientos de desaparecidos) este gobierno, en una demostración de despreciable infamia, tuvo la depravada e irrespetuosa iniciativa de colocar a votación una reforma fiscal y de elegir cargos —todos afines a ellos y a sus allegados— para el nuevo Consejo de RTVE. Esto ocurrió cuando, en señal de respeto a las víctimas de esta devastadora situación, todos los grupos parlamentarios habían decidido cancelar la sesión de Control al Gobierno. Deleznable, sí, pero hay más: ¿qué podemos decir de los recién nombrados?: Miquel Calçada (Junts); Esther de la Mata (Psoe); Marta Ribas (Sumar); Mercedes de Pablos (Psoe); Rosa León (Psoe); José Pablo López (propuesto por Psoe); María Teresa Martín (CC.OO-Sumar); Mariano Muniesa (Podemos); Angélica Rubio (Psoe); María Roncesvalles Solana (Bildu) y Sergi Sol (ERC) ¿Qué clase de profesionales -sin entrar en consideraciones morales porque se califican solas)- aceptarían un cargo en tales circunstancias? Ayer, día 30, estos nombramientos aparecieron publicados en el BOE, parece que para poder cobrar el mes con salario en torno a los 100.000 €/año, eso dicen y no me extraña.
«Los diputados no estamos aquí para achicar agua» (Representante de Sumar) Impresionante desvergüenza, incalificable ofensa, devastadora imagen. ¿Quién podría esperar algo bueno de esta calaña de vividores?
Es hora de quitarnos la venda de los ojos, de que todos juntos nos comprometamos a echarlos. Esta gentuza, que solo piensa en sí misma y en sus propios intereses, no puede representar los mejores valores que siempre ha tenido el noble y solidario pueblo español.
Juan A. Pellicer
Sursum Corda (Arriba los corazones)
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