El verdadero peligro, hijo, se llama indiferencia.  Mi padre nunca me había enseñado tanto en pocas palabras.  (Elie Wiesel)

¡Vacaciones! Ese glorioso período donde muchos se convierten en los reyes del pasotismo, estrellas de la indiferencia, campeones del ya se verá y maestros del me da igual. Es tiempo de desconectar, de olvidar que existe un mundo más allá de la tumbona y el mojito. ¿Que hay crisis, corrupción y caos? Pues mira, que esperen a septiembre. Ahora toca bronceado de spray del todo a euro, camisetas de palmeras compradas en el mercadillo y esa pereza tan merecida que solo se justifica con una cañita bien fría bajo la sombrilla del chiringuito de moda con Photocall incluida y unos frutos secos.

Es tiempo de ocio, de no complicarse la vida con «nimiedades» como la creciente violencia social, política y doméstica. Que sigan aumentando las cifras de agresiones y abusos, total, eso está muy lejos de mi arenita de playa. Y si el tren llega tarde o no llega o colapsa una estación, bueno, mientras el camarero no tarde en traerme la sangría, todo está en orden. La corrupción campa a sus anchas, pero qué importa, lo crucial es que la cerveza esté a la temperatura perfecta, es decir, muy fría. Que la inmigración ilegal se esté convirtiendo en un gravísimo problema social y de convivencia, es igual, me encanta ver aquel barquito a lo lejos imaginándome tendido en su cubierta tomando el sol en su proa …

Y hablando de temperatura, ¿qué más da si el CGPJ sigue bloqueado por los mismos motivos de siempre? Que se apañen ellos, yo estoy ocupado eligiendo el filtro adecuado para mi foto en Instagram sacando, eso sí, los labios hacia afuera. ¿Maduro sigue con su dictadura de manual, oprimiendo, persiguiendo, encarcelando y asesinando a su gente? No me atañe, no me afecta, no me interesa. Esas son cosas de la tele, ¿no?

Mientras tanto, la deuda de España sigue creciendo a un ritmo que asustaría a cualquiera que se preocupe por el futuro. Pero no es mi problema, ese será un lío para los que vengan después, yo solo estoy aquí para disfrutar del verano con mis chanclas blancas, mi pelo al aire y mis gafas de sol amarillas. ¿Que nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no tienen medios para cumplir con su trabajo y son humillados y vejados en muchas partes del país? Yo qué sé, no soy yo quien tiene que lidiar con eso. Not is my problem, sorry.

Y no empecemos con el asunto de las comunidades autónomas, … que si una se beneficia a costa de otras, que si nos van a freír a impuestos para pagar los caprichos de unos pocos… ¡Bendito sea el día en que inventaron el botón de «mute» en las noticias! Siempre que no gane la derechona fascistoide, ¿qué importa, verdad? Mientras pueda seguir viendo mis series por 9,99€ al mes y con el bonus de un partido de la liga, todo lo demás me es ajeno. ¡Con un par, si señor!

¿Que la ocupación de viviendas, con «K», sigue disparándose? No me afecta, mi casa está bien cerrada, no tienen manera de entrar porque me he gastado una pasta en una alarma último modelo. Todo está bajo control, mientras mi conexión a TikTok no falle.

¡Por favor! No me hables de más tonterías. Estoy de vacaciones y mi única preocupación es elegir entre helado de piña o coco, o si mejor pido otro cóctel con yerbabuena y maracuyá.

¿Realmente hemos llegado a un punto donde nada más importa que no sea nuestra pequeña burbuja de ocio y plástico? ¿Nos hemos vuelto tan insensibles, tan anestesiados que lo único que nos hace reaccionar es que alguien nos quite el sitio en la playa o que mi Atleti pierda el partido?

Y al final, me pregunto ¿cuál es el precio de nuestra apatía? ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar, no con dinero, sino con nuestro futuro y nuestra calidad democrática? ¿Cuándo dejaremos de vendernos por un poco de comodidad y empezaremos a despertar, a exigir, a denunciar …? En pocas palabras … ¿Cuándo toca luchar por nuestra dignidad? ¿El 1 de septiembre, el 5, el 12, a primeros de octubre, para final de año …?

Ah, se me olvidaba, el chiringuito cierra a las 04:00. Cuidado no te quedes fuera.

Juan A. Pellicer

Sursum Corda (Arriba los corazones)