Cruzando las miradas
entre los azarosos y convulsos
espacios vacíos dejados por las caricias,
se dirigen los pasos hacía ningún norte,
sin ningún sentido,
ni más aliento que la mitigada desolación;
una tenue esperanza escapada y perdida,
en la impuesta fragilidad del ajeno y solitario rayo de luz.
En ese vendaval que ciego azota los sentidos
quedan ateridos todos los recuerdos,
sumidos en la cadencia de la negra noche,
en la larga pena de otro desconsuelo.
Quedando van sin dueño los motivos de la espera,
las razones del oprobio,
la incierta inquietud del niño confundido.
Quedando sin dueño la rosa y su espina,
el llanto y la risa…
la bruma de los días que se aleja
envolviendo las palabras que entre besos
… todas se dijeron.
Jpellicer©
Poema incluido en el libro «Mi arbolito, mientras paso …»
(2408079049872. Todos los derechos reservados)
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