La sinfonía del alma en el pentagrama de la vida

por | Jul 29, 2024 | 0 Comentarios

«La música es una revelación mayor que toda la sabiduría y la filosofía». (Beethoven).

La música posee un poder, una fuerza y una magia capaces de transportarnos a otros mundos pudiendo crear maravillosos escenarios pintados con pinceles de verdad y ternura, donde se despliega la más grande de las representaciones: la esencia del ser humano. Porque «la música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio».

La música tiene el poder de hacernos experimentar un renacimiento interior, una emoción serena y vibrante que nos conmueve hasta arrancarnos lágrimas, uniendo nuestros silencios a la más grandiosa de las sinfonías en la inmensidad del infinito que todos llevamos dentro. Se apodera de las almas y baila con ellas, llevándolas y trayéndolas en un huracán de sensaciones, en un torbellino implacable de pura, maravillosa e inexplicable belleza.

La prodigiosa actuación de Céline Dion en la inauguración de los Juegos Olímpicos es, sencillamente, indescriptible, mágica. Verla y dejarse llevar por su voz, fuerte, intensa, profunda y magistral, es una experiencia trascendental. Su canto, adueñándose del mundo, nos acerca un poco más al cielo. Incluso el más escéptico, ante tanta magnificencia, no puede evitar crear un espacio donde el silencio se reviste con las mejores galas, una manifestación de divinidad, un gesto de humanidad de quien tanto nos quiere. Cada uno lo sabrá. «Tendremos para nosotros la eternidad/ En el azul de toda la inmensidad/ Dios reúne a los que se aman unos a otros».

Con su voz prodigiosa, su mirada luchadora y su gesto de fortaleza, Dion nos entregó un mensaje de gran relevancia que no es otro que la grandeza de la voluntad del ser humano y su capacidad para hacernos sentir parte de un milagro que, en un instante, que hace que todo se vuelva pequeño. Alrededor de su sola presencia se congregaron los más grandes, aquellos que hablaron y murieron por amor, los que sacrificaron todo por seguir soñando, y quienes convirtieron sus voces y vidas en auténticos homenajes a aquellos que comprendieron la verdadera dimensión de la palabra «Eternidad».

Les invito a volver a escuchar, y yo me uno a ustedes, esta maravillosa e inolvidable interpretación del llamado «Himno al Amor«, de la que ya nos «habló» y conmovió con su voz Edith Piaf la gran diva de la música francesa. Sin duda, Céline con este su Himno al Amor forma ya parte del Parnaso de la música porque quizá la haya trascendido. Probablemente, con la mejor actitud frente a la vida, ha tenido la oportunidad y la ha sabido aprovechar de brindarnos uno de los más grandes y valiosos mensajes: el ser humano es único e irrepetible, digno de lucha y sacrificio mereciendo por ello un brindis cada mañana.

Juan A. Pellicer

Sursum Corda (Arriba los corazones)

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